Turismo

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La región del Valle del Duero constituye uno de los tesoros de Portugal. En este territorio, que cuenta con tres Patrimonios Mundiales de la UNESCO, la naturaleza, en perfecta armonía con la actividad humana, es la protagonista.

Una naturaleza que nos habla de vino y nos invita a sumergirnos en su historia admirando la tierra sobre la que crecen vides centenarias. A sentir la dedicación y el esmero con el que se custodia la tradición de los cultivos artesanales. Estamos en el lugar perfecto para adentrarnos en las bodegas, dejarnos envolver por el olor de las barricas y descubrir sabores inolvidables.

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Una de las mejores formas de visitar la región es el tren que recorre estos paisajes llenos de viñedos, con un trayecto que discurre a escasos metros del Duero. Desde Pocinho hasta Peso da Régua, sin olvidar el núcleo histórico de Oporto, este paseo ofrece una combinación única de nostalgia, naturaleza y sabor y sensaciones.

La llamada Línea del Douro también puede realizarse en trenes regulares que parten de Oporto, e incluso combinarla con trayectos a bordo de uno de los numerosos barcos que surcan el Duero. De junio a octubre, además, un tren turístico ofrece un fragmento del recorrido, dando una nueva alternativa para conocer de cerca estos paisajes únicos. Sea cual sea el medio de transporte elegido, el visitante puede prepararse para disfrutar de una sucesión de viñas labradas en las abruptas laderas del Duero, espectaculares meandros, quintas señoriales, pueblos medievales y paisajes únicos.

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Merece la pena detenerse en Peso da Régua, una de las poblaciones más importantes a orillas del río, con un entorno natural espectacular y marcada por la historia del vino. Se trata del núcleo más grande de la región, que durante el siglo XVIII se convirtió en un importante centro de almacenamiento y distribución de los famosos caldos de la zona. Aquí, situado en un emblemático edificio del s. XVIII, se encuentra el Museo do Douro. Un centro que busca transmitir la identidad de esta zona, además de recuperar actividades asociadas a la industria del vino, promoviendo el turismo cultural y vitivinícola.

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Por supuesto, tampoco puede hablarse de la región del Duero sin citar el centro histórico de Oporto. Esta bella ciudad, construida a orillas del río, es uno de los destinos turísticos más valorados de Europa. Con un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, gran parte de su encanto se encuentra en los contrastes. Mezcla perfecta de tradición y modernidad, en Oporto las estrechas callejuelas conviven con amplias avenidas señoriales.

La famosa impronta vinícola de la ciudad se asienta en la otra orilla del Duero, la de Vila Nova de Gaia. En esta ribera se concentra la actividad comercial del vino de Oporto, con las célebres bodegas del XVII, que hacen las delicias de los visitantes.

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Y si todavía nos resta tiempo, esta región nos sigue ofreciendo rincones imprescindibles, como el del Valle del Río Cõa. Esta zona, de gran riqueza natural, cuenta con un Conjunto Prehistórico de Arte Rupestre al aire libre, que representa un ejemplo único de las primeras representaciones de creación simbólica de la humanidad, así como del inicio de un desarrollo cultural que se remonta al Paleolítico.